domingo, 3 de julio de 2011

LAS NEURONAS ESPEJO. ARTÍCULO DE INTERÉS GENERAL.

Cómo “leer la mente” con las neuronas espejo
Luis Javier Plata Rosas
Yo predigo que las neuronas espejo harán por la psicología lo que el ADN hizo por la biología: conformarán un marco unificador y ayudarán a explicar un sinnúmero de habilidades mentales que hasta ahora se han mantenido misteriosas e inaccesibles a los experimentos.
—Vilayanur S. Ramachandran, neurocientífico
neuronas
Daniel, el bebé de nueve meses de edad de Laura y Jorge, observa fijamente a sus padres desde su cuna. Su madre abre la puerta del refrigerador y en ese momento Daniel predice, correctamente, que es hora de comer. Jorge da vueltas por la sala, observa la mesa de centro, levanta los cojines del sofá, se detiene, gira la cabeza hacia donde está su esposa y, antes de que pueda emitir sonido alguno, Laura le dice que deje de preocuparse, que no olvidó, como otras veces, las llaves del auto dentro de éste y, para alivio de su marido, las coloca en sus manos. Tocan a la puerta y Jorge, al abrir y ver el rostro de Patricia, la amiga y vecina de Laura, sabe que es el momento de llevarse a su hijo y dejarlas platicar, pues seguramente se ha peleado de nuevo con su esposo. Daniel, Laura y Jorge son, como todos los miembros de la especie humana, unos expertos en leer la mente de los demás, gracias no a la telepatía ni a brujería alguna, sino a las células maquiavélicas —empáticas, dirían algunos— de nuestro cerebro: las llamadas neuronas espejo. Estas neuronas nos permiten imitar y predecir —aunque, por supuesto y por desgracia, no siempre de manera infalible— las acciones y el estado de ánimo de los demás.

El descubrimiento de las neuronas espejo a finales de los años noventa del siglo pasado constituye, de la interminable lista en la historia de la ciencia, un caso más de serendipia, ya que en un principio el grupo de investigadores de la Universidad de Parma, responsables del hallazgo y encabezados por Giacomo Rizzolatti, tenía en realidad como único objetivo estudiar, mediante electrodos, la actividad de ciertas neuronas de monos de la especie Macaca nemestrina cuando éstos realizaban diferentes tareas motoras: alcanzar, empujar o jalar un objeto.

En un artículo de la revista Scientific American Mind de abril/mayo de 2006, David Dobbs menciona cómo el momento crucial del hallazgo ocurrió cuando Leonardo Fogassi, colaborador de Rizzolatti, entró a la habitación en la que se encontraba uno de los macacos y se le ocurrió tomar una pasa; cuando el mono observó esto, se activaron sus neuronas de la región promotora (localizada en el lóbulo frontal de su cerebro), justo como lo habían hecho momentos antes cuando fue ese mismo macaco (nos referimos, por supuesto, al mono, no a Fogassi) quien tomó la pasa. En otras palabras: esas neuronas se activaban en el mono tanto si éste realizaba la acción como si otros monos, o algún investigador, lo hacían; en su cerebro el mono repetía la acción, la “reflejaba” y, para sus neuronas recién bautizadas como neuronas espejo por Rizzolatti, era como si se tratara de “realidad virtual”.

La existencia de las neuronas espejo es ahora fundamental para la comprensión de la evolución de la cultura humana ya que, gracias a ellas, de la misma forma que un recién nacido puede imitar el gesto de enseñar la lengua de alguno de sus padres, la hazaña de hacer fuego —quizás originalmente fortuita— en tiempos prehistóricos pudo ser imitada por todos aquellos que la presenciaron y divulgada más allá de los límites en espacio y tiempo de un pequeño grupo de testigos directos.

Como apoyo del determinante papel de las neuronas espejo en la historia cultural humana, un año después de su descubrimiento Rizzolatti y Michael Arbib postularon la Hipótesis del Sistema de Espejo para explicar el surgimiento del lenguaje en el hombre. Rizzolatti y Arbib afirman que el sistema complejo de neuronas espejo del cerebro humano nos permite aprender un lenguaje gracias a la imitación, lo que es opuesto a la teoría propuesta por Noam Chomsky, según la cual nuestra mente está equipada con una especie de Gramática Universal con la que nacemos —de acuerdo con Chomsky, un bebé posee ya una gran cantidad de conocimiento sobre la estructura del lenguaje en general.

En 2002 Rizzolatti y su equipo de neurólogos, encabezados ahora por Evelyne Kohler, publicaron un artículo en Science en el que mostraban evidencia que fortalecía su hipótesis sobre la relación entre neuronas motoras y el origen del lenguaje humano. Sus experimentos señalan que las neuronas motoras de los macacos estudiados se activan no sólo cuando éstos realizan cierta acción o cuando ven a alguien realizar una acción similar, sino también cuando únicamente escuchan los sonidos relacionados con esa acción. Por ejemplo, las neuronas se activaban cuando los macacos rasgaban un papel (¿quizás copias del primer artículo de Rizzolatti sobre neuronas espejo, que la revista Nature rechazó en ese entonces? Algo nada infrecuente, por otro lado, en el medio científico) y también cuando veían que alguien más rasgaba un papel. Lo nuevo y trascendente de esta serie de experimentos fue hallar que un grupo de neuronas —conocidas como neuronas espejo audiovisuales— se activaban igualmente si sólo oían el sonido del papel rasgándose, lo que significa que nuestro cerebro guarda la información de un sonido asociado a una acción y —algo todavía más trascendente— los neurólogos italianos observaron que las neuronas espejo audiovisuales se encuentran en un área homóloga al área de Broca en el cerebro humano —la cual, a su vez, está asociada con la generación y comprensión del lenguaje en nuestra especie.


VE AL ARTÍCULO COMPLETO EN ESTE ENLACE. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario