sábado, 23 de abril de 2011

DR. RAMON DE LA FUENTE, V ANIVERSARIO LUCTUOSO.


DR. RAMÓN DE LA FUENTE
V ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO. 
TEXTO COMPLETO. INSTITUTO NACIONAL DE PSIQUIATRÍA "DR. RAMON DE LA FUENTE"


Héctor Pérez-Rincón

Presentado en la Sesión Divisional del 5 de abril de 2011.  


Cuando mueren los hombres ilustres su memoria puede seguir varios caminos. Para algunos, tras la fama y reconocimiento que los acompañó en vida, su recuerdo se va borrando a lo largo del tiempo y llega un momento en que sólo unos pocos eruditos saben quienes fueron. Otros, son olvidados del todo y sólo mucho tiempo después algún investigador los descubre y los revive para sus contemporáneos. Otros más poseen nombres que muchos repiten por haber sido honrados dando su nombre a una calle o a una institución, pero sin que se sepa bien a bien en que consistió su valía. Los más afortunados alcanzan una forma de inmortalidad cuando sus ideas, sus creaciones, sus proyectos, continúan vigentes y se prolongan por largo tiempo gracias a quienes sostienen el ideal que recibieron de ellos y que trasmiten, a su vez, a una larga serie de herederos intelectuales. A este afortunado grupo pertenece Don Ramón de la Fuente cuya desaparición física recordamos el pasado 31 de marzo.
Este aniversario luctuoso ha hecho que se recuerden los hitos de una de las carreras más prestigiosas de la medicina mexicana. Su temprana vocación magisterial, la primera de una serie de fundaciones editoriales: la revista que el jovenestudiante de medicina colocó bajo el lema de su facultad: “Aliis vivere”: “vivir para los demás”, que señalaba un proyecto existencial; la colaboración con su maestro el doctor Samuel Ramírez Moreno –más tarde su suegro- quien lo becaría para realizar estudios de posgrado en prestigiosos centros psiquiátricos de los Estados Unidos; y de retorno a su país, una fulgurante carrera como consultante y fundador de instituciones y sociedades que dieron origen, sustento, sustancia y dirección a la construcción de la psiquiatría moderna de este país: la Asociación Psiquiátrica Mexicana y su revista “Psiquiatría”, el primer servicio de psiquiatría dentro de un hospital general, que creó en el Hospital Español; el Consejo Mexicano de Psiquiatría que otorga la certificación para un ejercicio profesional que cumpla los requisitos de idoneidad; el programa de estudios del departamento de Psicología Médica y Salud mental y la creación de la asignatura de Psicología médica que permitió instaurar, antes que en muchos otros países, una práctica médica basada
en el enfoque bio-psico-social, que tomó en cuenta aspectos emocionales y axiológicos que había dejado de lado la superespecialización desarrollada en los últimos decenios y que había favorecido la tan señalada deshumanización de la medicina; el contenido curricular de la especialización en psiquiatría que de manera pionera en el mundo incluyó materias innovadoras provenientes de las neurociencias, la etología, la teoría general de los sistemas. Otro de los capítulos, tal vez el más importante de esta biografía excepcional fue la fundación de esta casa, culminación de un proyecto que maduró por largo tiempo, con su enfoque multidisciplinario de altos vuelos, al que dotó de otra publicación, la revista “Salud Mental”, que se encuentra en el trigésimo cuarto año de publicación ininterrumpida y cuya difusión es internacional.
Otro capítulo destacado en ese brillante currículum corresponde a las Sociedades a las que el Doctor Ramon de la Fuente perteneció, que muchas veces dirigió y que supieron otorgarle merecidísimos honores: La Academia Nacional de Medicina, El Colegio Nacional, la Sociedad Médica Franco-Mexicana, la Asociación Mundial de Psiquiatría, la Federación Mundial de Salud Mental, entre otras muchas. De manera especial hay que señalar su relación con su Alma Mater, la Universidad Nacional Autónoma de México, a la que permaneció ligado hasta el fin de sus días. Fue Jefe del Departamento de Psicología médica, Psiquiatría y Salud mental, miembro de la Junta de Gobierno, Profesor Emérito de la Facultad de Medicina, Doctor Honoris Causa, Premio Universidad Nacional. En muchos foros e intervenciones defendió el papel de la UNAM en la construcción del país y el valor de la educación pública, en un momento en el que sufrió críticas y embates de las fuerzas más oscuras de la sociedad. En condiciones particularmente difíciles, su hijo, el Rector Juan Ramón de la Fuente, sabría rescatarla y conducirla al nivel de excelencia que merece.
El doctor Ramón de la Fuente dirigió por más de treinta años la colección “Psicología, Psiquiatría y Psicoanálisis” de la editorial Fondo de Cultura Económica y en ese lapso el catálogo de esa casa se enriqueció con obras muy destacadas que permitieron al lector hispanohablante tomar contacto con las áreas de punta de esas tres disciplinas.
En 1971 organizó y presidió el V Congreso Mundial de Psiquiatría, el primero que se celebró en un país latinoamericano. En su discurso inaugural el doctor de la Fuente levantó la voz en contra del abuso de la psiquiatría en algunos países totalitarios, lo que tuvo una enorme repercusión internacional y contribuyó a movilizar una acción enérgica a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud lo invitó a formar parte de la Comisión de Expertos que entrevistó en la antigua Unión Soviética a varios disidentes internados. La defensa de la calidad ética en el ejercicio de la especialidad le generó la admiración de las figuras más distinguidas de la psiquiatría europea y norteamericana.
Desde la presidencia de la Academia Nacional de Medicina manifestó un especial cuidado para defender la autonomía y la calidad de esa noble corporación. Se opuso así, con energía admirable, a que se le cerraran las puertas de la Academia a alguna figura eminente de la ciencia mexicana a causa de la maledicencia que corría sobre su vida privada, y de igual modo que estas puertas se abrieran a personas que no llenaban los requisitos mínimos exigidos, sin importar qué tan cerca se encontraran del príncipe.
Pocos mexicanos he tratado que conocieran y amaran más a su país. Durante los treinta y cinco años en que tuve el privilegio de trabajar junto a él, pude percatarme que más allá de sus logros curriculares, sus homenajes, sus preseas, sus reconocimientos nacionales e internacionales, había en Don Ramón de la Fuente una conciencia muy lúcida de sus capacidades y de su misión, de la situación de la medicina y de la psiquiatría mexicanas, de las fortalezas y debilidades de la Universidad y del país, y que todos los proyectos que intentó y que llevó a cabo tenían en el fondo un deseo: hacer que prevaleciera la honradez sobre la corrupción, la responsabilidad sobre el oportunismo, el esfuerzo personal sobre el arribismo, la seriedad sobre la improvisación, la discreción sobre la charlatanería. Fue un defensor admirable del sigilo profesional que habiendo recibido las confidencias de destacadas figuras de la cultura nacional jamás traicionó su confianza y rechazó siempre toda sugerencia a la componenda, a la habladuría o a la delación. Discreto y mesurado, severo pero cordial, elegante y parco, poseía el raro don de saber siempre separar, de sus lecturas enciclopédicas siempre al día, el grano de la paja, y de descubrir en sus interlocutores, con un ojo clínico sorprendente, la buena o mediocre ley de sus almas. Poseía un agudo y a veces devastador sentido del humor que no todos sabían aquilatar. Las entrevistas que sostuve con él a lo largo de tantos años, ya sea en mi carácter de editor de “Salud Mental” o de dictaminador del Fondo de Cultura Económica, se prolongaban en agradables y enriquecedores diálogos en los que expresaba siempre juicios lapidarios, pero justos, sobre hechos, situaciones, personas. Pocas semanas antes de partir concedió algunas entrevistas a la historiadora María Cristina Sacristán, del Instituto Mora, que se encuentran en el archivo sonoro de esa institución y que están esperando al investigador que las traslade al papel.
Los recordatorios luctuosos no deben ser ejercicios retóricos ad vacuum. En este caso debe ser una renovación del compromiso que tienen quienes se formaron y trabajaron junto al doctor de la Fuente para trasmitir a todos aquellos que nos habrán de suceder esa mística de trabajo y esa responsabilidad con el mejoramiento de la psiquiatría y de la sociedad mexicanas.


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