domingo, 2 de octubre de 2011

MUSICA, LENGUAJE Y EMOCIÓN: UNA APROXIMACIÓN CEREBRAL.

Música, lenguaje y emoción: una aproximación cerebral 
José Luis Díaz

 Salud Mental 2010;33:543-551

«La música se ubica sola frente a las demás artes… No expresa ninguna definitiva o particular alegría, tristeza, angustia, horror, deleite o sensación de paz, sino alegría, tristeza, angustia, horror, deleite o sensación de paz en sí mismas, en lo abstracto, en su natural esencia, sin accesorios y por ello sin sus motivos usuales. Y sin embargo nos permite aprehenderlas y compartirlas plenamente en su quintaesencia.» 
Arthur Schopenhauer*

EMOCIÓN MUSICAL Y SEMÁNTICA MUSICAL
Para entrar en materia ofrezco una definición en revisión constante: la música es una construcción humana de sonidos encauzados la cual, mediante instrumentos finamente ajustados y una expresión motora optimizada, se constituye en un estímulo sonoro espaciotemporalmente organizado que resulta en una percepción auditiva compleja al estar dotada de estados emocionales y figurativos conscientes estéticamente significativos y culturalmente valorados. Si bien la definición trata de acoger los aspectos físicos, conductuales, neurofisiológicos, mentales y culturales, parece necesario subrayar que la emoción producida es un evento fundamental para que la música sea un fenómeno tan esencial y ubicuo de las sociedades humanas. Es así que desde tiempos inmemoriales y en todas las culturas conocidas la música ha sido creada, apreciada, danzada y gozada debido fundamentalmente a sus poderosos efectos sobre las emociones, los sentimientos, los estados de ánimo y las figuraciones mentales cuya correspondencia vincula de maneras múltiples y poderosas a seres humanos.
Es entonces relevante al tema que nos ocupa hacer un sumario de las ideas sobre la emoción musical. Algunos principios generales de la asociación entre la estructura musical y las emociones humanas han sido descubiertos y usados durante siglos por músicos entrenados y algunos eruditos de la música. Desde la época del Barroco se ha descrito en Europa que las claves mayores y los tiempos rápidos causan alegría, que las claves menores y los tiempos lentos producen tristeza o que la disonancia produce ansiedad y miedo. Se han postulado relaciones específicas a partir del siglo XVII cuando Marc-Antoine Charpentier presenta una lista de 17 claves acopladas a estados de ánimo y sentimientos particulares: Do mayor como música «alegre y guerrera», Mi bemol mayor como «cruel y severa», Sol mayor como «tranquilamente alegre» y así sucesivamente. Claro está que, como lo recuerda Freedberg, el impacto emocional de la música es mucho más complejo debido a las modulaciones no sólo de las claves, sino del ritmo, la armonía, la melodía, para no mencionar a las variaciones culturales, individuales y ambientales del auditorio en general y de cada escucha particular. Como adelanto de la propiedad semántica o al menos narrativa de la música, en el siglo XVIII Jean-Philippe Rameau establece reglas de tonalidad para que «la sucesión de tensiones y reposos momentáneos conduzcan al reposo final y para permitir la dilación de ese reposo». 
Varios filósofos, desde Arthur Schopenhauer (1788-1860), han sugerido repetidamente que las emociones pueden constituir el significado semántico de la música y que.....
En este enlace, el artículo completo.

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