sábado, 6 de agosto de 2011

EL SÍNDROME DE ANIQUILAMIENTO (BURNOUT) EN EL PROFESIONAL CLÍNICO: LA URGENCIA DE UN ABORDAJE IMPOSTERGABLE.

EL SÍNDROME DE ANIQUILAMIENTO (BURNOUT) EN EL PROFESIONAL CLÍNICO: LA URGENCIA DE UN ABORDAJE IMPOSTERGABLE.

Rodrigo Morales García*

            Todos nosotros, como trabajadores de la salud, respondemos psicológicamente al impacto de las enfermedades de nuestros pacientes. En la vida hospitalaria existen  una multiplicidad de formas de ansiedad que son experimentadas, tanto consciente como inconscientemente, por todos los profesionales de la salud que ahí laboramos. La naturaleza de nuestro trabajo clínico determina también la naturaleza de las diversas formas de ansiedad que podemos experimentar. Asì, si observamos la manera como se practica la medicina en nuestros diferentes ambientes de trabajo, podremos, entonces, identificar para cada profesional clínico, los diferentes fuentes y tipos de ansiedad a la que se encuentra expuesto. La distribución y especialización de nuestro trabajo define entonces también lo especializado de nuestra fuente de estrés: esto constituye un fenòmeno normal.
            Para enfrentarnos con estas fuentes de ansiedad, los clínicos construìmos estructuras de defensa, tanto en lo individual, como en lo colectivo e institucional. En la mayorìa de las ocasiones nuestras defensas cumplen su cometido, ya que nos permiten trabajar y desarrollarnos en nuestras tareas; pero pueden volverse excesivas, inadecuadas o insuficientes, conviertièndonos en clínicos disfuncionales o, en otras ocasiones, pueden fallar, en cuyo caso nos enfermaremos psicològica o fìsicamente.
            El ejercicio de la medicina ha sufrido cambios fundamentales a lo largo del siglo pasado y el actual. Con los cambios sociales inherentes al desarrollo económico, éste ha “exigido” también cambios en la forma de administrar la salud y la enfermedad. La estructura de la vida hospitalaria es una muestra de ello. Debido, entre otras causas, a una exigencia de mayor capacidad resolutiva, mayor volumen de pacientes, mayor competencia académica, pacientes y familias con un nivel mayor de exigencia, las fuentes de ansiedad del profesionista clínico se han multiplicado, y lamentablemente no se han generado, dentro de las instituciones de salud, mecanismos que faciliten el manejo adecuado y saludable del estrés del personal hospitalario. El resultado desde hace varias décadas ha sido terrible para el gremio clínico: su salud mental muestra ya, señales preocupantes.
Un primer paso para atender este problema, es el reconocer que existe, estudiarlo, entender sus mecanismos, y en consecuencia, iniciar con acciones para resolverlo. En este trabajo, realizamos un acercamiento a los mecanismos psicológicos que operan en la  vida hospitalaria y que se han identificado, como fuentes de estrés laboral para el clínico.

LA SALUD MENTAL DE LOS MEDICOS.
            Los mèdicos, tanto en lo individual como en lo  colectivo, somos notoriamente negligentes en lo que se refiere a nuestra salud mental. Mientras que nuestra salud fìsica puede ser superior a la de la poblaciòn en general, no es asì en el caso de la salud mental. Somos màs proclives  a la ansiedad y la depresiòn, al alcoholismo y al abuso de sustancias, comparados con otros grupos ocupacionales. Si los profesionistas  mèdicos no podemos vencer nuestra propia renuencia a enfrentar y aceptar la realidad de la enfermedad psicològica, ¿què esperanza habrà para el resto del personal de salud? ¿Por què existe esta renuencia en nosotros? Muchos mèdicos nos rehusamos a consultar a otros colegas acerca de nuestras molestias fìsicas y esta evasiòn se fortalece cuando la dificultad es de orìgen psicològico. Varios factores pueden explicar esta resistencia. Uno de ello es, desde una perspectiva psicodinàmica, el proceso por el cual proyectamos nuestras vulnerabilidades y debilidades en nuestros  pacientes. Esta defensa omnipotente es reforzada por la estructura social de las carreras mèdicas y, especialmente, por la competitividad inherente a la medicina hospitalaria. Este mecanismo de defensa  tiene su principal desventaja en no favorecer una autoconciencia de ayuda.

MECANISMOS DE DEFENSA INDIVIDUALES.
            Ejemplicado con lo anterior, es importante tener una visiòn general de los mecanismos psicològicos que modulan la conducta del personal de salud en un sala de  hospital.
            ¿Cuàles son las fuentes de ansiedad propias de los servicios de medicina hospitalaria? Considero como las más importantes a tres: la que se origina al enfrentar  las enfermedades mismas, la que se  origina con la muerte y/o dolor de nuestros pacientes y la que es provocada por el trato con familiares desesperados.
            El  mèdico,  la enfermera y otros profesionistas del àrea nos enfrentamos no sòlo a la enfermedad y a la muerte, sino tambièn a los efectos  del envejecimiento y la decrepitud. En especial, para los profesionistas jóvenes, esto constituye una experiencia dolorosa, ya que nos recuerda nuestra propia vulnerabilidad.
            Sin duda una de las mayores  y màs temidas situaciones  sòn las que se relacionan con las pacientes en fase terminal y con ser encargados de dar las malas noticias a sus familiares:  Todo nosotros hemos experimentado el deseo de no estar de guardia o en turno cuando un paciente terminal muere o cuando tenemos noticias malas que comunicar. Este proceso requiere equilibrio y empatía, dificil de generarse con un ritmo de trabajo extenuante en los servicios de éste tipo.
            Otra fuente de ansiedad es la originada por la impotencia que sentimos  al  observar el dolor de un paciente, ya sea fìsico ò psíquico, y  la sensación de fracaso ante la enfermedad, sobre todo, cuando esta es crónica o mortal.
            Aunque muchos pretendieramos lo contrario, existen pacientes que presentan enfermedades "repulsivas" para el personal que los maneja. Esto queda ejemplicado, fácilmente, observando las reacciones del personal ante el manejo de un paciente seropositivo a V.I.H. y mas claramente, en el manejo de pacientes con enfermedades mentales. Cualquiera que sea el àmbito de trabajo, al profesionista de la salud  se nos pide que transformemos lo inaceptable en mundado. Algunos lo logramos, otros no.
 Algunas de las estrategias de defensa psicològica  que experimentamos en lo individual el profesionista médico son:
º La negaciòn: Las transferencias de evasiòn, que parten de la negaciòn de la enfermedad, del temor y la ansiedad por el miedo de  convertirnos en pacientes.
º La hipomanìa: Nos obsesionamos por el trabajo. El mantenernos hiperactivos hace que no enfrentemos el dolor; si dejamos de trabajar, tenemos que enfrentarlo. Múltiples actividades, múltiples trabajos, no necesariamente se relacionan con nuestras necesidades financieras, sobre todo, si tomamos en cuenta el costo en la salud que nos genera.
º La hipocondriasis: Es comùn ver personal clínico que tiene del sìndrome de "no tener" muchas enfermedades, pero quejarse de sus sìntomas.
º La erotizaciòn: Una forma de demostrar que todavìa se està lleno de vida en un medio en donde se està en contacto contìnuo con la muerte y la enfermedad,  es el aumento de la actividad eròtica. Es el tema preferido de las series televisivas: "El dolor y la enfermedad quedan fuera del hospital: lo importante son las relaciones entre el personal  clínico".
º El actin out: Actuar los impulsos reprimidos. El personal clínico puede realizar conductas destructivas o autodestructivas sin percatarse de ello. Desde prescribir medicamentos innecesarios, realizar intervenciones quirùrgicas riesgosas e innecesarias. La ansiedad que genera la impotencia puede llevar a un servicio a realizar acciones que no necesariamente tienen que ver con las necesidades reales de los pacientes. Otras conductas en este sentido pueden ser el motor que explique el consumo excesivo de alcohol, tabaco y otras sustancias en el personal médico y paramédico de los hospitales. Particularmente en algunos servicios quirúrgicos, la incidencia de abuso de sustancias es alarmante y lamentablemente, con frecuencia, mortal cuando se trata de abuso de narcóticos opioides.
º La ntelectualizaciòn: El dolor y sufrimiento del paciente y el personal puede perder su esencia cuando se le convierte en un caso de "interès clìnico, de enseñanza o de investigación”
            Es necesario resaltar que el manejo disfuncional de la ansiedad  en algùn miembro del equipo de salùd puede derivar tras un curso crónico en un sìndrome de aniquilamiento (mas conocido como Síndrome de burnout) esto es, una depleciòn física con sentimientos de impotencia, abandono y desesperanza, agotamiento emocional y el  desarrollo de actitudes negativas hacia el trabajo, la vida y las demàs personas. Los profesionitas que desarrollan este cuadro, presentan una  sensaciòn de angustia  y la sensación de  haber fallado en la bùsqueda de sus ideales. Los mèdicos a quienes antes les importaban sus pacientes, se encuentran asì mismos temerosos con el trabajo clìnico y se  vuelven cada vez mas desapegados y descuidados hacia los pacientes. Algunos ingredientes comúnes en el personal que tiene riesgo de presentar este síndrome: altos niveles de competitividad, profesionistas jóvenes, rasgos obsesivos de personalidad, tendencia a la introversión, así como bajo nivel de actividades fuera de la vida hospitalaria.

MECANISMOS DE DEFENSA COLECTIVOS.
             No solo se responde a la ansiedad en forma individual. Tambièn se responde institucionalmente. Los hospitales se configuran de determinada forma para proteger de la ansiedad a lo......

* Hospital de Salud Mental. Servicios de Salud de Veracruz. Aguascalientes 100, Col. Progreso. CP 91140. Xalapa, Ver. 

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