EL SÍNDROME DE ANIQUILAMIENTO (BURNOUT) EN EL
PROFESIONAL CLÍNICO: LA URGENCIA DE UN ABORDAJE IMPOSTERGABLE.
Rodrigo Morales García*
Todos
nosotros, como trabajadores de la salud, respondemos psicológicamente al
impacto de las enfermedades de nuestros pacientes. En la vida hospitalaria
existen una multiplicidad de formas de
ansiedad que son experimentadas, tanto consciente como inconscientemente, por todos los profesionales de la salud que ahí laboramos. La naturaleza de nuestro trabajo clínico determina
también la naturaleza de las diversas formas de ansiedad que podemos
experimentar. Asì, si observamos la manera como se practica la medicina en
nuestros diferentes ambientes de trabajo, podremos, entonces, identificar para cada
profesional clínico, los diferentes fuentes y tipos de ansiedad a la que se encuentra expuesto. La distribución y especialización de nuestro trabajo define entonces también lo especializado de nuestra fuente de estrés: esto constituye un fenòmeno normal.
Para
enfrentarnos con estas fuentes de ansiedad, los clínicos construìmos estructuras de defensa, tanto en
lo individual, como en lo colectivo e institucional. En la mayorìa de las
ocasiones nuestras defensas cumplen su cometido, ya que nos permiten trabajar y desarrollarnos en nuestras tareas;
pero pueden volverse excesivas, inadecuadas o insuficientes, conviertièndonos en clínicos disfuncionales o,
en otras ocasiones, pueden fallar, en cuyo caso nos enfermaremos psicològica o
fìsicamente.
El
ejercicio de la medicina ha sufrido cambios fundamentales a lo largo del siglo
pasado y el actual. Con los cambios sociales inherentes al desarrollo
económico, éste ha “exigido” también cambios en la forma de administrar la
salud y la enfermedad. La estructura de la vida hospitalaria es una muestra de
ello. Debido, entre otras causas, a una exigencia de mayor capacidad resolutiva, mayor volumen de
pacientes, mayor competencia académica, pacientes y familias con un nivel
mayor de exigencia, las fuentes de ansiedad del profesionista clínico se han
multiplicado, y lamentablemente no se han generado, dentro de las instituciones
de salud, mecanismos que faciliten el manejo adecuado y saludable del estrés del personal hospitalario. El resultado desde hace varias décadas ha sido
terrible para el gremio clínico: su salud mental muestra ya, señales
preocupantes.
Un primer paso para atender este problema, es el
reconocer que existe, estudiarlo, entender sus mecanismos, y en consecuencia,
iniciar con acciones para resolverlo. En este trabajo, realizamos un
acercamiento a los mecanismos psicológicos que operan en la vida hospitalaria y que se han identificado,
como fuentes de estrés laboral para el clínico.
LA SALUD MENTAL DE LOS MEDICOS.
Los
mèdicos, tanto en lo individual como en lo
colectivo, somos notoriamente negligentes en lo que se refiere a nuestra
salud mental. Mientras que nuestra salud fìsica puede ser superior a la de la
poblaciòn en general, no es asì en el caso de la salud mental. Somos màs
proclives a la ansiedad y la depresiòn,
al alcoholismo y al abuso de sustancias, comparados con otros grupos
ocupacionales. Si los profesionistas
mèdicos no podemos vencer nuestra propia renuencia a enfrentar y aceptar
la realidad de la enfermedad psicològica, ¿què esperanza habrà para el resto
del personal de salud? ¿Por què existe esta renuencia en nosotros? Muchos
mèdicos nos rehusamos a consultar a otros colegas acerca de nuestras molestias
fìsicas y esta evasiòn se fortalece cuando la dificultad es de orìgen
psicològico. Varios factores pueden explicar esta resistencia. Uno de ello es,
desde una perspectiva psicodinàmica, el proceso por el cual proyectamos
nuestras vulnerabilidades y debilidades en nuestros pacientes. Esta defensa omnipotente es
reforzada por la estructura social de las carreras mèdicas y, especialmente,
por la competitividad inherente a la medicina hospitalaria. Este mecanismo de
defensa tiene su principal desventaja en
no favorecer una autoconciencia de ayuda.
MECANISMOS DE DEFENSA INDIVIDUALES.
Ejemplicado
con lo anterior, es importante tener una visiòn general de los mecanismos
psicològicos que modulan la conducta del personal de salud en un sala de hospital.
¿Cuàles
son las fuentes de ansiedad propias de los servicios de medicina hospitalaria?
Considero como las más importantes a tres: la que se origina al enfrentar las enfermedades mismas, la que se origina con la muerte y/o dolor de nuestros pacientes y la
que es provocada por el trato con familiares desesperados.
El mèdico,
la enfermera y otros profesionistas del àrea nos enfrentamos no sòlo a
la enfermedad y a la muerte, sino tambièn a los efectos del envejecimiento y la decrepitud. En
especial, para los profesionistas jóvenes, esto constituye una experiencia dolorosa,
ya que nos recuerda nuestra propia vulnerabilidad.
Sin
duda una de las mayores y màs temidas
situaciones sòn las que se relacionan
con las pacientes en fase terminal y con ser encargados de dar las malas
noticias a sus familiares: Todo nosotros
hemos experimentado el deseo de no estar de guardia o en turno cuando un
paciente terminal muere o cuando tenemos noticias malas que comunicar. Este proceso requiere equilibrio y empatía, dificil de generarse con un ritmo de trabajo extenuante en los servicios de éste tipo.
Otra
fuente de ansiedad es la originada por la impotencia que sentimos al
observar el dolor de un paciente, ya sea fìsico ò psíquico, y la sensación de fracaso ante la enfermedad,
sobre todo, cuando esta es crónica o mortal.
Aunque
muchos pretendieramos lo contrario, existen pacientes que presentan enfermedades
"repulsivas" para el personal que los maneja. Esto queda ejemplicado,
fácilmente, observando las reacciones del personal ante el manejo de un
paciente seropositivo a V.I.H. y mas claramente, en el manejo de pacientes con
enfermedades mentales. Cualquiera que sea el àmbito de trabajo, al
profesionista de la salud se nos pide
que transformemos lo inaceptable en mundado. Algunos lo logramos, otros no.
Algunas de las estrategias de defensa
psicològica que experimentamos en lo individual el profesionista médico son:
º La negaciòn: Las transferencias de evasiòn, que
parten de la negaciòn de la enfermedad, del temor y la ansiedad por el miedo
de convertirnos en pacientes.
º La hipomanìa: Nos obsesionamos por el trabajo. El
mantenernos hiperactivos hace que no enfrentemos el dolor; si dejamos de
trabajar, tenemos que enfrentarlo. Múltiples actividades, múltiples trabajos, no necesariamente se relacionan con nuestras necesidades financieras, sobre todo, si tomamos en cuenta el costo en la salud que nos genera.
º La hipocondriasis: Es comùn ver personal clínico que tiene del
sìndrome de "no tener" muchas enfermedades, pero quejarse de sus
sìntomas.
º La erotizaciòn: Una forma de demostrar que todavìa se
està lleno de vida en un medio en donde se està en contacto contìnuo con la
muerte y la enfermedad, es el aumento de la actividad
eròtica. Es el tema preferido de las series televisivas: "El dolor y la
enfermedad quedan fuera del hospital: lo importante son las relaciones entre el
personal clínico".
º El actin out: Actuar los impulsos reprimidos. El
personal clínico puede realizar conductas destructivas o autodestructivas sin percatarse de ello. Desde
prescribir medicamentos innecesarios, realizar intervenciones quirùrgicas
riesgosas e innecesarias. La ansiedad que genera la impotencia puede llevar a un
servicio a realizar acciones que no necesariamente tienen que ver con las
necesidades reales de los pacientes. Otras conductas en este sentido pueden ser el motor que explique el consumo
excesivo de alcohol, tabaco y otras sustancias en el personal médico y paramédico de los hospitales. Particularmente en algunos servicios quirúrgicos, la incidencia de abuso de sustancias es alarmante y lamentablemente, con frecuencia, mortal cuando se trata de abuso de narcóticos opioides.
º La ntelectualizaciòn: El dolor y sufrimiento del
paciente y el personal puede perder su esencia cuando se le convierte en un caso de "interès clìnico, de enseñanza o de
investigación”
Es
necesario resaltar que el manejo disfuncional de la ansiedad en algùn miembro del equipo de salùd puede
derivar tras un curso crónico en un sìndrome de aniquilamiento
(mas conocido como Síndrome de burnout) esto es, una depleciòn física con
sentimientos de impotencia, abandono y desesperanza, agotamiento emocional y
el desarrollo de actitudes negativas
hacia el trabajo, la vida y las demàs personas. Los profesionitas que desarrollan este cuadro, presentan una sensaciòn de angustia y la sensación de haber fallado en la bùsqueda de sus ideales.
Los mèdicos a quienes antes les importaban sus pacientes, se encuentran
asì mismos temerosos con el trabajo clìnico y se vuelven cada vez mas desapegados y
descuidados hacia los pacientes. Algunos ingredientes comúnes en el personal que tiene riesgo de presentar este síndrome: altos niveles de competitividad, profesionistas jóvenes, rasgos obsesivos de personalidad, tendencia a la introversión, así como bajo nivel de actividades fuera de la vida hospitalaria.
MECANISMOS DE DEFENSA COLECTIVOS.
No solo se responde a la ansiedad en forma
individual. Tambièn se responde institucionalmente. Los hospitales se
configuran de determinada forma para proteger de la ansiedad a lo......
* Hospital de Salud Mental. Servicios de Salud de Veracruz. Aguascalientes 100, Col. Progreso. CP 91140. Xalapa, Ver.
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